UnderLate. Broken Fate. Capitulo 6

Undyne estaba harta de llamar a la puerta de la casa, desde lejos le había visto entrar, no tenía escapatoria ni él ni la humana. Todavia no podía creerse que Papyrus la hubiera atacado por defenderla, aunque fuera con huesos azules que no le hacían daño.
—Me he cansado, Papyrus. Si no me abres tú, lo haré yo.
Undyne se echó hacia atrás alzando una mano e invocando su lanza. A punto estaba de arrojarla para romper la puerta en mil pedazos cuando esta se abrió, con el hermano equivocado.
—¿Qué demonios? –Los ojos de Sans se convirtieron en cuencas vacias al instante—. ¿Llamas a mi hermano y le esperas con una lanza?
—Yo...esto no es lo que parece, Sans –dijo Undyne, maldiciéndose.
—Explicate –dijo él—. Y más te vale ser convincente.
—Tu hermano se interpuso en mi camino cuando…
—Uhm...vas mal, Undyne.
—Mierda. —Undyne se maldijo, no sabia como tratar con ese esqueleto cuando tomaba esa forma tan aterradora. ¿Dónde estaba el vago apático de antes, del que solo podias temer tropezarte con él mientras dormia en el suelo? Estos últimos años habia cambiado mucho, era igual de vago pero tambien más agresivo. Normalmente eso le gustaba a Undyne pero no cuando empezaba a sentir su Gaster Blaster detras de ella y su petrea sonrisa enfrente. ¿Por qué se relacionaba con gente tan rara?—. No lo entiendes Sans, no le busco a él. Quiero a la humana que protege.
—¿Hu...mana? —Su arma desapareció y sus ojos volvieron, para alegria de Undyne. Aunque poco le duró cuando vio que su ojo izquierdo tenía destellos azules.
—Sans…
—¿Frisk está en mi casa?
—¿Cómo sabes su nombre? —Pero antes de terminar la frase, Sans había desaparecido. Y el camino estaba desbloqueado.
Sans se teletransportó hasta la habitación de su hermano, no solía hacerlo nunca por respeto a su privacidad pero esta vez no estaba para bromas. Llevaba demasiado tiempo esperando por esto, unos siete años para ser exactos. Alguien le debía demasiadas explicaciones e iba a sacarselas por la fuerza si hacia falta.
—¡Hermano! —Papyrus estaba junto al armario, meditativo cuando Sans hizo su aparición—. ¿Qué ocurre?
—¿Dónde está? —Sin darle tiempo de responder, apartó a su hermano y abrió la puerta del armario. Pero no había nadie—. Maldita sea, ¿dónde está ella, Papyrus?
—Sans, me estás asustando. ¿Que te ocurre? Estás extraño.
—¿Cómo has podido traerla? ¿A nuestra casa? ¿A….a tu habitación? ¿Es que estás loco, Papyrus?
—Frisk no es mala, aunque sea humana —dijo Papyrus, intentando convencerle. Él también había visto el ojo brillante de su hermano y cuando aparecía es que algo malo pasaba en su cabeza. Casi siempre una amenaza para alguno de los dos—. No nos haría daño. Quería presentártela, pensaba que entre los dos la podíamos proteger de Undyne y…
—¡La humana es mía, no te metas, Sans! —Undyne no se quedó atrás, en dos zancadas había subido las escaleras, uniéndose a la reunión familiar, con el ruido metálico de su armadura. Pero allí arriba solo estaban los hermanos—. ¿Dónde está?
—Lejos de aquí —dijo Papyrus, mirando a los dos de forma alterna—. ¿Se puede saber que os pasa? ¿De verdad sois capaces de sacrificar a un alma inocente por salir a la superficie? Yo también quiero salir pero...no vale la pena. No a costa de convertirnos en unos barbaros.
—Te equivocas, Paps —dijo Sans, cerrando los ojos un instante—. Ella no es tan inocente. Pero su destino tampoco es ser entregada a Asgore. Nadie te conoce como yo así que creo que sé dónde está.
—No…No lo sabes.
—Sí que lo sé, hermano —Sans le guiñó un ojo—. No hay nada como el hogar, ¿verdad? Esta vez no se va a escapar. Ella incumplió una promesa hace tiempo, rompiendo así otra hecha para ella. Quién crea ese caos sin motivo...merece pasar un mal rato. Y estoy ansioso por dárselo.
Enigmático como de costumbre, Sans volvió a desaparecer, esta vez de la casa. Era hora de volver a la puerta que había cambiado el destino de todos los monstruos. Era hora de enfrentarse a Frisk.
**
No podía más, Frisk tuvo que detenerse a tomar aire. La noche estaba siendo bastante oscura, la luz de los cristales mágicos era mínima, pero tenía que seguir adelante. Las cosas se le habían torcido con esa loca de Undyne, con lo bonito que había sido el viaje. ¿Y esa había sido amiga de Papy? Pues no se parecían en nada. Por suerte, no había sentido la presencia de aquel extraño ser del bosque, a pesar de estar ya tan cerca de la puerta. Unos metros más y volvería a su casa, a su cama. Toriel aún no estaría despierta y la única prueba de su fuga seria el hueso que Papyrus le había regalado y que portaba en su mano, como defensa.
Un ruido que conocía dio paso a otra figura familiar que emergió de la tierra, frente a ella.
—¿Frisk? –Flowey la miró como si viera un fantasma. Frisk se agachó al verle, poniéndose un poco más cerca de su altura.
—¡Flowey! – Frisk la abrazó como pudo, no parecía muy feliz, así que le dio un tierno beso en la frente—. ¡Como me alegro de verte!
—¿Qué…que haces aquí? –dijo la flor, algo sorprendida por el beso, aunque ya estaba acostumbrado a los alardes de cariño de la chica. Pero verla en Snowdin le descolocaba. Cuando no estaba en las Ruinas, solia estar por la zona nevada y había escuchado mucho ajetreo. Aunque solia no inmiscuirse, esta vez Flowey había ido a ver quién estaba corriendo por ahí a esas horas…pero no se esperaba a Frisk.
—Vamos, ha sido una pequeña escapada. Snowdin es muy grande y Waterfall, me encanta su ambiente, Napsti no le hace justicia. Aunque es más pequeño.
—¿Que...has ido a Waterfall?
—Napstablook vive allí, tonto. Le he devuelto su red. ¿Por que estás tan raro?
—Tu..tu —Flowey no aguantó más, una de sus caras más terrorificas salió a la luz, junto a su voz oscura hizo retroceder a Frisk—. ¡Eres una idiota, Frisk! ¿De verdad te has puesto en riesgo por una estúpida red? Si tantas ganas tienes de morir habermelo dicho, hubiera sido más rápido.
—Flowey…
—No, no me repliques, niña tonta —El enfado iba creciendo por momentos—. ¿Y ahora quieres volver? ¿En serio? ¿Es que no lo sabes? Si no fueras tan rematadamente idiota, podría habertelo dicho yo o Toriel. Esa puerta, si la que separa tu querida y segura casa de este infierno es de una sola dirrección.
—¿Qué? —dijo Frisk, tapandose la boca—. ¿Que significa eso?
—Significa que no vas a volver a ver a tu madre y que vas a morir aquí sola. Porque no te podias conformar con lo que tenias. ¿Es que las Ruinas no te eran suficientes? ¿Yo no te era suficiente, Frisk?
Flowey estaba muy enfadado, sabia lo que podia significar para la chica salir al submundo. Él no quería que se pusiera en peligro, menos sola, por eso no controlaba sus emociones ni se preocupaba por los sentimientos de la chica. Frisk miró a su frente, la puerta estaba tan cerca pero, ahora que sabía la verdad, que no podría cruzarla, que Undyne la encontraria...Frisk terminó por derrumbarse, cayendo de rodillas en la fria nieve y tapandose la cara.
—¿Qué he hecho? —Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas—. Mamá...lo siento...lo siento, Flowey, yo…
—Frisk, no —Flowey relajó su cara, pero la chica no paraba de llorar—. Por favor, detente. Es muy incómodo.
—Es todo por mi culpa —dijo entre hipidos—. Lo he fastidiado todo. Solo quiero volver a casa.
—Vamos, tranquila —Flowey pensó algo, tenía que ser rápido. Estar ahi el menor tiempo posible—. ¡Ya lo tengo! Yo puedo pasar de un lado a otro sin problemas, vamos a la puerta, paso y te abró desde el otro lado.
—¿Pu...puedes hacerlo? —dijo Frisk, apartando las manos para mirarle.
—Claro —No estaba muy seguro de tener tanta fuerza en sus raices pero debia intentarlo. Y, sobre todo, no dejar ver su miedo—. Deja de llorar, ¿vale? Confia en mi, Frisk. Soy tu mejor amigo, ¿no?
—Si, tienes razón —Flowey se sintió algo mejor cuando la chica se limpió los ojos y recuperó parte de su sonrisa. Se levantó y, tras quitarse la nieve, alzo el dedo en señal optimista.
—Bien, es hora de volver a casa.
Frisk se quedó esperando a que Flowey desapareciera para volver a reunirse con ella junto a la puerta, era su manera de caminar al no tener piernas. Pero no lo hacia, estaba en el sitio, mirando a un punto concreto con la sonrisa desvanecida. ¿Le parecia ver un temblor en su tallo?
—Frisk —la voz de Flowey era seria, seguia sin apartar la mirada de algo detrás de la chica—. Corre.
—¿Que?
—No me repliques y huye. ¡Ahora!
Frisk iba a seguir su orden cuando, frente a ella aparecio una figura extraña, semejante a un craneo de dragón con una luz que provenia del interior de su boca, como un arma.
—Un paso y tendrás que volver a tu punto de guardado, colega.
Frisk se volvió hacia la voz. Ahora, frente a ella y Flowey estaba un pequeño esqueleto, al menos en comparación con Papyrus, Sin embargo, al contrario que Papy, este no parecia tan amable a pesar de su sonrisa. El ojo azul y su ataque no presagiaban nada bueno. Si él tambien era un esqueleto, solo podía ser una persona.
—¿Sans?
—Hola Frisk. Tú y yo tenemos que hablar sobre esos años sabáticos que te has tomado. Y luego yo soy el vago.
—¿Qué? –Frisk no entendía nada. El ojo azul de Sans resplandeció más y alzó la mano, dispuesto a atacar. Sin embargo, su ataque fue interrumpido cuando tuvo que esquivar los petalos de Flowey.
—Yo me encargo. ¡Corre!
Frisk saltó a tiempo de esquivar el rayo del Gaster Blaster, al igual que Flowey, que reapareció más cerca del esqueleto, entre él y su amiga. Frisk miró a su compañero, él se lo devolvió con un gesto claro. Ella no tenía opción contra él, se perdió entre los árboles, en busca de un sitio seguro. Esperaba que no le pasara nada a Flowey, aunque ahora, ¿dónde diablos debía ir?
Cuando Frisk desapareció de su vista, Flowey pudo prestar toda su atención a ese saco de huesos sonriente. Al menos su ataque, aunque esquivado, logró llamar la atención de Sans hacia él.
—¿En serio crees tener una oportunidad contra mi, flor psicópata? –Sans no parecía preocupado por la huida de la chica. Ya la encontraría, ahora que estaba en su campo de batalla—. Asi que mejor amigo, ¿eh? ¿Qué clase de “espinoso” juego te llevas con Frisk?
—Deja tus chistes para quien quiera escucharlos, basura  —Le cortó Flowey, preparando otro nuevo ataque—. Frisk no es tuya ahora.
—Vaya, quieres ir a la “raíz” del asunto –Sans le guiñó un ojo, divertido ante la expresión de rabia de Flowey—. ¿Crees que eres el único que recuerda aquello? Entonces no pensabas precisamente en protegerla.
—Eso fue hace mucho –Varios huesos empezaron a aparecer alrededor de Sans. La batalla iba a ser dura, pero no se acobardó—. Y en otra línea temporal.
—Eso no expia tus pecados. Y no has sido juzgado.
—¡Dejate de tonterías y lucha!
—Está bien. Hay algo que no sabes. Y es que soy muy bueno en mi trabajo.